Por la ubicación de la carretera y las casas a su alrededor, la demolición era extremadamente delicada. Se trataba de un viaducto de asfalto y hormigón de 3,5 km. de largo hacía una importante autopista de Wuhan. Discurría paralela a líneas eléctricas, conductos de gas y edificios. Los ingenieros tuvieron que rodearlo a cada lado con vallas y, por debajo, colocaron enormes sacos de agua para absorber el polvo que se produciría tras las detonaciones. Además en toda la zona pusieron sacos de arena y algodón para evitar la dispersión de los escombros.
Según la televisión china, esta demolición ha sido la más grande del mundo y solamente duró menos de medio minuto, utilizando cables de 100.000 voltios y más de 30 tuberías subterráneas, incluida la de gas natural.